![«He vivido algunas situaciones que me han puesto a veces al límite»](https://s3.ppllstatics.com/ideal/roquetas/multimedia/2024/01/15/guardia-civil-roquetas-k5JB-U21012497178488KB-1200x840@Ideal-Ideal.jpg)
Francisco García
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Francisco García
Javier Cortés
Roquetas de Mar
Lunes, 15 de enero 2024, 11:59
Hace unos días se retiraba uno de los dos escoltas del alcalde de Roquetas, Gabriel Amat, que ha estado durante 28 años ejerciendo esta labor, unida a una extensa trayectoria como agente de la Policía Local en esta localidad durante 44 años. Paco García (Albuñol, 1958) repasa en su primera entrevista, parte de su vida de la mano de IDEAL.
–¿Cuál fue su motivo para ser agente de Policía Local?
–Estando en el servicio militar, me gustaba este trabajo y me iba a quedar en la academia de suboficiales, pero me surgió formar parte de la Policía Local de Roquetas en aquellos años. Me decidí a intentarlo, de lo cual no me encuentro nada arrepentido. Al contrario, me voy muy orgulloso de haber estado tantos años en la Policía.
–¿Ha vivido alguna situación complicada que le haya puesto al límite?
– Sí. He vivido algunas situaciones que me han puesto al límite. Muchas actuaciones, entre ellas, detenciones, recoger a algún fallecido en un accidente de tráfico, situaciones fastidiadas con aglomeraciones, un asesinato que hubo en la 200 Viviendas. La gente se echó a la calle, le prendieron fuego a una vivienda y ahí tuvimos momentos complicados.
–¿A ese tipo de situaciones, ¿se puede acostumbrar uno?
–En ese momento lo pasas mal y luego con el tiempo, lo acabas contando como una anécdota. Pero no te acostumbras nunca. No hay dos situaciones iguales nunca. He tenido algunas de ellas complicadas como, con algún enajenado, un hombre con un cuchillo.
Estaba la gente agobiándolo y me la jugué porque me puse de parte de él. «Dejad a este hombre tranquilo». Me pegué a él y le quité el arma, pero de manera amigable y me dije, «estás loco, si te podías haber pinchado». Hoy ya no lo haría, entonces era joven y podía saltar y si la cosa se pone fea podía correr, pero ya no puedo.
– ¿Cómo se supera la muerte de un compañero en un acto de servicio? ¿Le ha pasado alguna vez?
–No, por suerte no. En actos de servicio no. Pero sí ha habido fallecimientos de compañeros que han dejado mucha huella. De hecho, han fallecido varios, de muerte natural o enfermedad. Uno de ellos era joven, era mi compañero Nicolás Fernández Rabaneda, que fue muy doloroso.
–¿Tiene algunas anécdotas de estos años de experiencia como agente?
Una noche, que estábamos librando, nos llamaron. Se había perdido un niño, un joven de etnia gitana por Las Marinas. Recuerdo que pasamos una noche de frío y llevábamos puestas las chaquetas tres cuartos, una prenda que abriga mucho, de aquellas que nos daban cuando antes estaba en la mili.
Estuvimos toda la noche y ya para las siete de la mañana nos encontramos en una canalilla de riego, a un niño de tres o cuatro años. Estaba ahí escondido, metido en un plástico, pero estaba vivo. Aquella jornada nos pillo librando, nos llamaron a todos y fuimos, sin cobro… Porque ya se hace todo por horas extras, pero en aquella época no.
– ¿Tiene algún momento que le fue gratificante?
R. El primer día de la bicicleta de Las Lomas y de los colegios de Cortijos de Marín, fuimos con las motos, delante de las bicicletas. Me acuerdo que dieron unas camisetas del amigo Pepe Luis Fernández. Me acuerdo también un día que íbamos a recoger uva a un cortijo con un amigo, Antonio García Sánchez y nos encontramos a un hombre pegándole a una mujer, que le iba a tirar por la montaña.
En el momento, el muchacho se dio a la fuga y cogimos a la mujer y esperamos. Llamamos a la Guardia Civil porque eso era fuera del término municipal. Estuvimos hasta que vinieron y cuando llegaron, seguimos para arriba, y estaba el muchacho parado dos curvas más arriba, y ya se lo llevó la Guardia Civil. Pasado un tiempo, el Ayuntamiento de Roquetas de Mar nos dio una felicitación pública en el día del patrón por socorrer a la mujer.
– ¿Alguna anécdota divertida?
– Cuando íbamos a Granada, a unos campeonatos allá por el año 1998, ahí tenemos muchas anécdotas. Les llevaba a todos con unas vitaminas B12. Pero aquel año tomarse una pastilla B12 se pensaban otras cosas.
Los campeonatos eran como unas olimpiadas de Policía Local de Andalucía que se hacían en Granada y que contaban con varios deportes como fútbol sala, tiro, o atletismo. Iba con un equipo de 10 compañeros. Uno de ellos quedó segundo en la prueba de 800 metros, fuimos a comer al Tendido Cero y se puso mal.
Lo llevamos al médico y nos dijo: «ir ahora mismo al Tendido Cero y que os devuelvan lo que habéis pagado por comer, porque lo ha echado todo».
–¿Cómo ha vivido su familia el hecho de ser agente de Policía?
–Ha habido de todo, pero la verdad es que familiarmente no he tenido nunca problemas. Nunca me han puesto pegas para nada si he llegado tarde o temprano, y los problemas que haya tenido en el trabajo, aunque haya llegado a veces nervioso por alguna trifulca. He faltado a muchos eventos familiares y tengo fotos familiares de cuando mis hijas eran pequeñas y estaban de cumpleaños me pasaba a verlas, darles un beso, hacerme una foto con el uniforme e irme corriendo.
–Cuando entró como agente de la Policía Local no llegaba a haber ni 20 agentes y hoy hay más de 100. ¿Cómo ha vivido el cambio a nivel de población por parte de la Policía Local?
–Cuando entré había 13 y ahora pueden ser entre 120 y 130. El cambio es complicado porque Roquetas pasó de tener 30.000 habitantes, a tener ahora 110.000 habitantes aproximadamente. Antes, con 30.000 habitantes nos conocíamos todos. Hoy ya no tanto. Roquetas ha pasado de ser un pueblo grande a ser una gran ciudad. Se requieren muchísimos más servicios, los 12 meses del año.
–¿Qué funciones ha desempeñado estos años?
R. He estado haciendo de todo menos en la oficina. No soy de oficina, soy «callejero». Entré en Tráfico, con las motos, con mi compañero Nicolás. Después pasamos al 092 o seguridad ciudadana. Luego se fundó la policía de barrio, que la llevé yo durante unos cuantos años, que consistía en 6 policías, y un oficial. Compramos seis Vespas y había un policía por cada barrio, se hacía muy buen servicio.
Hicimos un buen servicio porque el policía en cada barrio pues estaba en los colegios, en las asociaciones de vecinos, iba a las reuniones del Ampa de los colegios y tomaba notas de los pros y los contras de los problemas que tenían. Lo mismo con las asociaciones de vecinos y todo lo que le pasaba se iba luego centralizando para dar un mejor servicio, siempre cada uno apoyado por la pareja que había de servicio en cada zona porque un policía solo no es aconsejable. Para título de información y de ayuda, sí, pero si se liaba un fregado no.
–¿Cree que la Policía Local ha alcanzado la misma profesionalidad e importancia que la Policía Nacional?
Por supuesto que sí, la Policía Local ha cubierto muchos huecos y haciéndolo muy bien. Además, está en formación continua y tenemos que hacer de todo desde en unas décimas de segundo: de enfermero, de médico, de abogado… porque te encuentras situaciones muy variopintas y tienes que actuar correctamente. En mi caso, hemos tenido la oportunidad de hacer cursos constantes como los de la escuela de la IESPA de Andalucía.
–¿Cómo es el apoyo con otros cuerpos como la Guardia Civil o Protección Civil?
–A nivel de base, con Protección Civil son fabulosos. A nivel de Guardia Civil, bien.
–Si una vez en el cuerpo, ¿este fue lo que imaginaba?
R. Sí. El trabajo siempre ha sido para mí muy reconfortante. Cuando entré en la Policía Local o los municipales (como se decía) era poco menos que nada. Pero para mí somos los mejores. Cuando entras en la Policía Local te dicen el dicho que había: «Sí, pero la policía local siempre llega tarde».
Precisamente con mi compañero que falleció, Nicolás, cuando íbamos de servicio decíamos: vamos a quitar este san benito. Dicen que la Policía Local llega en último en general, pero aquí no. Llegan de los primeros. Es un san benito que hay que quitarlo aquí en la policía local de Roquetas. Y hemos sido, vamos... Siempre que hemos podido hemos llegado los primeros a los sitios y ya te digo que el trabajo este me ha reconfortado a mí muy, mucho.
–Vi que tiene muchas medallas en el traje de subsinspector, ¿por qué méritos son?
–Muchas de las medallas son por los años, 20, 30 y 40 años de servicio. Otras son de los cursos que he ido haciendo en la IESPA: de protección de personas y edificios, (que ese me valió mucho para lo de escolta), de tiro y armamento entre otros. De Protección Civil tengo todos los cursos que tenía que hacer.
–¿Cómo definiría sus 44 años de servicio?
– Aparte de mis hijas y mi familia, es lo mejor que me ha podido pasar. No me cansaré nunca de decirlo, lo mejor que me ha podido pasar fue entrar en la Policía Local de Roquetas. A pesar de no ser nacido y criado aquí, yo llegué aquí con 15 años, a mí se me aceptó como si fuera de aquí. Y yo sigo siendo «Paquillo». Hay algunos que no saben que soy subinspector de la policía local. Cuando entré ascendí a cabo, luego a sargento, después cambiaron la denominación por subinspector.
–A día de hoy, ¿volvería a ser Policía Local y escolta?
–Por supuesto que sí.
–¿Cómo ha sido su trato con el alcalde de Roquetas de Mar?
R. Con Don Gabriel Amat, extraordinario. Él en su sitio y yo en el mío, extraordinario. Don Gabriel Amat es una persona exquisita y es un señor, con todas las de la ley. Es un trabajador incansable.
Al principio fui escolta de varios concejales y luego se quedó de escolta Juan fuentes con el señor alcalde, y yo de sustituto. Fue ahí donde lo conocí más, Don Gabriel Amat no tiene ordenador en su despacho y lo lleva todo en la cabeza. Además, él no lleva los discursos escritos ni nada. Le sale solo.
–¿Fue el primer alcalde de la provincia de Almería que tuvo escolta?
R. No exactamente. Antes, un compañero, precisamente el anterior alcalde a Gabriel Amat tuvo escolta poco tiempo. No fue lo mismo, no por la situación que hubo después, pero sí.
–¿Y es habitual el tener escolta?
–No, anteriormente esto no. Esto fue a raíz de los años feos de cuando estaba activo el grupo terrorista E.T.A., que es cuando se empezaron a poner escoltas en ayuntamientos más pequeños. En roquetas se empezó de escolta sobre 1995 o por ahí.
–¿Cómo compaginaba su trabajo de escolta con la vida familiar?
–El servicio de escolta, con el señor alcalde Gabriel Amat, en la época que él estaba de presidente de la Diputación Provincial, presidente del Partido Popular de Almería y de alcalde de Roquetas de Mar era diariamente mañana, tarde, noche. Hoy día, la cosa está más tranquila. Ya no es presidente de Diputación. Ya últimamente estábamos mucho más tranquilos, pero en la primera época sí era más difícil. Había amenazas de los grupos terroristas y estaba la cosa más fastidiada. Pero con la familia sin problemas.
–¿Cuál fue uno de los motivos que tuvo para ser escolta? ¿La formación es importante?
–Uno de los principales motivos de ser escolta fue también gracias a los cursos que he ido haciendo a lo largo de mi carrera. Cursos en la academia de Sevilla, cursos de escolta, de protección de personas en edificios, de tiro, de tráfico, de todo. Porque somos una profesión que hay que estar continuamente preparándonos para nuevas formas de actuación y protocolos.
–¿Qué labores ha realizado como escolta?
–Cuando vas con un VIP, un Very Important Person, tienes que estar pendiente a todo. Llegas a muchos sitios y tienes que tener todo coordinado. Todo es más complicado cuando llegas a un viaje, ya que no conocemos a nadie.
Es diferente los escoltas que vienen de los presidentes, vicepresidentes, los políticos. Ellos vienen y tienen aquí sus enlaces con Policía Nacional, con Guardia Civil, con nosotros mismos. A nivel municipal es más complicado ser escolta porque no tienes los mismos enlaces.
Aquí, no hay tanto inconveniente, porque ya conocemos a la gente y tienes información de los espacios y demás. Cuando vas fuera, tienes que recabar información y conocer la zona por si puede haber alguna manifestación o cualquier cosa.
Como escolta pasas una gran parte del tiempo trabajando fuera de casa. Sí, bastante tiempo. En mi caso no tanto ya que el oficial es Juan Fuentes, pero sí, todos los fines de semana que me tocaban, las vacaciones y algunos días que el compañero Juan tenía que tomarse por asuntos familiares y eso. Siempre digo que hemos hecho lo que hemos podido, hemos cubierto algún evento importante juntos, el escolta oficial y yo con él.
–¿Las labores de escolta han sido las mismas que los últimos años? ¿O han ido variando?
R. Lo de escoltas siempre es lo mismo. Es la protección de la persona en sí. ¿Qué pasa? Que como en la primera época la cosa estaba fea y después, con el tiempo nos vamos relajando, que no debemos, hay que estar siempre en alerta, pero ahora mismo ha cambiado. No quita que cualquier día te sale un lobo solitario y te da la castaña. Pero las labores de escoltas siempre suelen ser las mismas. Prevenir, prevenir y prevenir. Porque curar ya es más difícil.
–¿Cómo se ha sentido más a gusto? ¿De Policía o de escolta?
–Me he sentido cómodo en los dos lados. Porque a mí me ha gustado el servicio de policía siempre, como he dicho antes, de calle. De oficina, nunca. Los turnos que me hayan correspondido, ya fuesen de mañana, de tarde o de noche para mi estaban bien. De escolta creo que lo he solventado bien, es diferente, pero es una parte de mi trabajo como protección de personas.
–Si uno quisiera ser escolta, ¿qué dirías que es necesario para ejercer esa profesión?
–Preparación. Que no duden nunca en prepararse, tanto físicamente como psicológicamente, porque físicamente, pues ya sabemos, ¿no? Pero psicológicamente también, no puedes ser un loco y echarte a la calle a pegar tiros. Tienes que ser más prudente, tienes que actuar con prudencia antes de liarte, como digo yo, liarte a palos, tienes que actuar con precaución y convenciendo a la gente. Con diálogo. Con diálogo y paciencia, exactamente.
–También hizo sus pinitos en la gran pantalla, ¿en qué película salió? ¿Qué función hacía?
–Varios compañeros de la Policía Local de Roquetas salimos en la película Tuareg, de 1984. Íbamos en moto y éramos escolta del presidente de Estados Unidos. Era famosa, pero antigua.
–¿Con qué sociedad se queda? ¿Con la de su inicio o con la actual?
La sociedad es la que nos va viniendo en cada momento y nosotros no la podemos cambiar. Es muy difícil cambiarla. Yo he aportado lo que he podido porque mis hijas, mi familia vive aquí en Roquetas y si yo he podido aportar algo, lo he hecho. La sociedad va cambiando. No me quedaría ni con la de antes, ni con la de ahora en realidad. Yo en mi época joven, pues fue dura.
Y ahora pues es diferente, hay muchas normas. No es que me quede ni con la de antes ni con la de ahora como he dicho, con la que hemos vivido, con esa me quedo, si eso no lo podemos cambiar. Si yo he aportado mi grano de arena en la seguridad ciudadana, en lo que sea, que he sido duro, pues sí, habré sido duro. Pero hay gente que me lo agradece, que ha venido y me dijo, «usted fue duro conmigo, pero hoy se lo agradezco, porque si mi padre hubiera sido duro conmigo, no habría tenido que ser usted duro».
–¿Cómo fue la despedida?
–La despedida fue muy emotiva. Me dijo la secretaria particular que fuera ese día en concreto. Y yo le dije que no me agradaba ya que era el día de los inocentes, pero vale.
Vengo para la Jefatura y subo para arriba a la primera planta y me encuentro con siete compañeros vestidos de gala y digo ¿a dónde vais? ¿a dónde vais vosotros? Me contestaron: que vamos contigo. Digo: ¿a qué?, ¿para ver si es verdad que me voy?.
La verdad es que me emocioné y se me saltaron las lágrimas, no me esperaba este detalle. Luego cuando fuimos con el Alcalde ese mismo día todos juntos desde la Jefatura al ayuntamiento fue un camino también difícil, la gente en la calle se preguntaba que pasaba hoy al vernos a todos de gala, me pidieron hasta alguna foto.
Finalmente al entrar con el Alcalde, lo mismo, fue muy emotivo, ya que él en su despedida me dijo unas palabras muy importantes para mí, pues me dijo que estos detalles eran por ser buena persona, y que había cumplido de más con mis funciones. Yo me siento orgulloso, creo que he cumplido como debería y siempre he intentado ser buena persona.
–Y ya para terminar, si no hubiera sido ni policía ni escolta, ¿qué le hubiera gustado ser?
–Por aquel tiempo yo estaba en la academia militar de suboficial, en Lérida. Estaba haciendo las pruebas cuando me surgió venirme aquí. En aquel tiempo era lo que más gustaba. Las oposiciones más difíciles fueron a los tres años, que estaba ya interino, y para entrar ya sí necesitaba hacerlas, tuvimos una oportunidad con ciento y pico personas que se presentaron, entonces, después de estar tres años interino, que no te salga bien la cosa, lo pasé mal, con suerte pasé tranquilamente. Bueno, tranquilamente no, no tan tranquilamente. Bueno, pero para ascender se ha tenido que hacer.
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