Unidos por Turaniana presenta un proyecto alternativo de museo para salvar del derribo la casa Anita Guerrero

La plataforma Unidos por Turaniana, que agrupa a varias asociaciones y colectivos defensores del patrimonio histórico se resiste a tirar la toalla ante la insistencia del Ayuntamiento en continuar con sus planes para el museo de la historia reciente de la ciudad, que implicarán el derribo de la casa Anita Guerrero. Así, aunque las obras han sido adjudicadas recientemente, como informó IDEAL hace unos días, la plataforma ha decidido presentar un proyecto arquitectónico con dos alternativas que, pese a aumentar considerablemente el espacio expositivo, respeta la vivienda y sus características únicas, como el viejo lucernario condenado a desaparecer en el plan municipal.

El proyecto ha sido redactado por el estudio de Karim Soliman y Marina Morón Frápolli y supone un nuevo intento para que el Ayuntamiento se replantee sus planes. «Es la primera vez que en Roquetas se planta cara a una demolición y se ofrece un proyecto alternativo», explicó a IDEAL el coordinador de la plataforma, Juan Miguel Galdeano, quien destacó que el planteamiento parte del objetivo de «dejar la casa original tal cual».

Galdeano lamentó la falta de respuesta a todos los escritos presentados por la plataforma desde que se conocieran los planes de demolición de la casa. «Nos están ignorando sistemáticamente, se les escribe y ellos simplemente no responden y eso no puede acharcarse al coronavirus porque han seguido adelante con el proyecto», denunció sobre la postura municipal.

Marina Morón, coautora del proyecto alternativo, reconoció a IDEAL que no han podido confirmar el supuesto estado ruinoso de la vivienda en el que se ampara el Ayuntamiento para su derribo. «Desafortunadamente no está permitido entrar en el edificio para dar una segunda opinión y no hemos tenido aún acceso al informe de la ruina urbanística elaborado por el Ayuntamiento, aunque se ha solicitado», explicó.

Morón consideró, no obstante, que por las «peculiaridades arquitectónicas» y la historia detrás de esa edificación «se merece la oportunidad de ser preservada», algo que gana aún más justificación teniendo en cuenta que «al tratarse de un museo de la historia de Roquetas, la casa es el mejor testigo del pasado y al conservarla se convierte en la primera parte de la colección».

De esta manera, la casa original se convierte en las dos propuestas alternativas en el eje del proyecto a través de «dos propuestas volumétricas y programáticas que intentan integrarse de la mejor manera con el edificio existente y su entorno».

Ambas propuestas conservan la mayor parte del edificio original e introducen en su parte trasera un nuevo edificio de dos alturas más sótano en el caso del primero, con una intervención que «pretende ser lo más respetuosa posible con lo existente, para ello se hace visible la separación entre ambos edificios volumétricamente y no se sobrepasa la altura máxima del atrio». En el caso del segundo, el edificio anexo cuenta de tres alturas más sótano con un espacio que hace de bisagra entre los dos edificios y cuya intervención «iguala en altura al edificio colindante, lo que hace que se integre mejor en el nuevo desarrollo de la ciudad», apuntan los arquitectos.

El proyecto se plantea como museo-centro cultural y se ha diseñado buscando versatilidad para organizar múltiples actividades en su interior y al aire libre proponiendo «un contacto directo entre la calle y su patio trasero». En la planta baja se ha contemplado un bar-cafetería «que garantiza un uso cotidiano de las instalaciones además de ofrecer un ingreso para el mantenimiento del museo» con la idea de «conectar a los ciudadanos y turistas con este edificio diariamente y estar presente en la vida socio-cultural de Roquetas, ofreciendo además de la exposición permanente, otras temporales y eventos culturales», explicó Marina Morón.