Roquetas prevé gastar 400.000 euros al año en la gestión de residuos de obras, restos de podas y arribazones

En concreto, se ha previsto un presupuesto de 400.000 euros, impuestos incluidos, para un contrato de una duración de un año, que se puede prorrogar por otro año más de máximo. Los trabajos se ha dividido en tres lotes diferentes. Así, el primer lote corresponde a los residuos de construcción y demolición de obras, buena parte de los cuáles actualmente acaban en vertederos ilegales, y para el mismo se ha previsto el importe de 150.000 euros, impuestos incluidos. La misma cantidad se ha contemplado para los residuos vegetales como podas, correspondiente al segundo lote. Por último, el tercer lote tendrá un importe de 100.000 euros y se corresponderá con la gestión de los arribazones, es decir, los restos vegetales y de algas que se generan en las labores de la limpieza de playas.

Para los tres casos el pliego de condiciones técnicas contempla, como criterios de solvencia profesional a tener en cuenta, que la empresa cuente con una autorización ambiental por la entidad correspondiente que acredite el tratamiento de los residuos concretos de los que se quiere hacer cargo. También se exige una relación de los servicios relacionados que ha venido prestando el candidato en los últimos tres años, cuyo importe anual sea igual o superior al 70 por ciento del lote al que aspire. Por último, también se exige un número de gestor autorizado.

En cuanto a los criterios de solvencia financiera, el Consistorio pide a las empresas interesadas que tengan un volumen anual de negocios de 1,5 veces el valor del contrato en cada lote, así como el correspondiente Seguro de Responsabilidad Civil.

En el caso de los residuos de construcción el Consistorio exige a las empresas adjudicatarias la gestión de una instalación física para el almacenamiento temporal o estación de transferencia para el depósito de los residuos, así como asumir cualquier obra pública o privada que se desarrollo en el municipio. Los residuos deberán ser almacenados como máximo un año y serán tratados, bien para su reciclado o valorización, bien para su eliminación mediante depósito en un vertedero, paso este último, que solo se podrá dar previo tratamiento de clasificación y separación de los mismos con el fin de reciclar y valorizar el máximo posible.

En cuanto a los residuos vegetales, se tratarán restos de pequeño tamaño y de tipo no leñoso procedente de jardinería y poda, con el objetivo de generar y utilizar el compost que se genere. Se almacenarán en puntos destinados a ellos y, antes de las labores de triturado, deberá realizarse la eliminación de elementos «impropios» que se verterán en el contenedor correspondiente.

Para facilitar la descomposición del material de restos de poda y arribazones, la empresa adjudicataria deberá proceder a su triturado y desfibrado, debiendo dejarlos al menos seis meses a la intemperie.

Además, en el caso del lijo, deberá pesarse y caracterizar el mismo mediante su albarán correspondiente, que será secado de forma natural. Se separarán mediante cribado los componentes no deseados, que deberá separarse en función de si es residuo árido, orgánico e inorgánico. El árido deberá pasar a una planta de tratamiento de áridos y lavado para que la arena recuperada pueda devolverse a la playa. El orgánico por su parte deberá ser reutilizado con un lavado de agua limpia y secado, para ser destinado a compost u otros usos sostenibles. Por último, el inorgánico deberá ser tratado para su reciclaje y/o valorización en planta de tratamiento, siendo trasladado a un vertedero autorizado el resto.

Hay que recordar que el contrato se licita cuando está a punto de abrirse el nuevo punto limpio fijo, que se está acondicionando en estos momentos la empresa concesionaria Urbaser, en el antiguo campo de fútbol de Cortijos de Marín y cuya apertura se realizará en unas semanas, según indicó al respecto el alcalde, Gabriel Amat, recientemente.