Una restauración necesaria para la Virgendel Rosario
El 17 de abril se presentó en su templo a la patrona de Roquetas de Mar, tras 6 meses de respetuosa restauración por parte del conservador-restaurador almeriense Joaquín Gilabert
Como sabrán nuestros fieles lectores, conseguir incluir en una misma frase «Roquetas de Mar» y «buen trato hacia el patrimonio histórico» es algo bastante complicado. Además, cuando hablamos de imaginería religiosa, quien conozca el mundo cofrade español sabe que a veces se aprovecha para transformar a la virgen, cristo o santo en cuestión, realizando a cabo modificaciones muy agresivasde su aspecto original.
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Hoy venimos a hablar de todo lo contrario. El pasado mes, el 17 de abril, se presentaba ante los fieles la talla de la Virgen del Rosario, que desde el 19 de octubre de 2020 se estaba sometiendo a un proceso de restauración por parte de Joaquín Gilabert. Nada más escuchar sus palabras aquel día, el vocabulario empleado y sus firmes principios de conservación, supimos que estábamos ante una buena restauración.
20 años de trayectoria
Natural de Arboleas, Gilabert es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, con la especialización en conservación y restauración de obras de arte. En sus 20 años de trayectoria ha trabajado para el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), el Museo Picasso de Málaga y otros muchos espacios museísticos de Alemania, Francia, Reino Unido o Portugal.En la provincia, además, ha restaurado imágenes como la Virgen del Saliente (Albox), el Cristo del Bosque (Bacares), la Virgen del Río (Huércal-Overa), el Señor de la Caja (Vélez-Rubio) y, por supuesto, la Virgen del Mar, patrona de Almería. A esta larga lista se suma ahora la Virgen del Rosario.
Al acercarnos a contemplar la talla, podemos comprobar que Gilabert ha ejecutado una restauración con el máximo respeto a la imagen original, criterio que forma parte de las normas básicas de cualquier intervención sobre el patrimonio. Así, en su diagnóstico determinó que la imagen se encontraba en un notable mal estado de conservación: años y años de polvo y suciedad superficial acumulados, algo común en una talla de 80 años de antigüedad, y picotazos y rasguños fruto del normal uso de una imagen de culto.
A esto debemos sumar las malas intervenciones previas en forma de barnices, que han envejecido con el tiempo, y de repintes que habían alterado su policromía original. Esas modificaciones muchas veces no son visibles a simple vista, pero aparecen cuando se somete a la imagen a iluminación ultravioleta.
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Colores distorsionados
Parece mentira, pero los roqueteros nos habíamos acostumbrado a verla así, con los colores distorsionados y con evidentes signos de desgaste, hasta el punto que ya nadie recordaba su estado original: la blancura de su túnica y ese azul celeste tan intenso de su manto que ahora podemos volver a contemplar. No se trata de una nueva capa de pintura, ni de un «lavado de imagen» a la Virgen del Rosario; no, esas prácticas deben desterrarse del mundo cofrade.
Por el contrario, se trataba simplemente de eliminar todas esas capas añadidas, o bien por el paso del tiempo o bien por malas prácticas, y justo debajo estaba la patrona tal y como era originalmente. Así, en una de las fotografías podemos contemplar el proceso, con la mitad de la túnica restaurada y la otra sin restaurar.
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Además, allí donde la policromía original era irrecuperable, como en algunos tramos de los bordados dorados del manto, Gilabert ha realizado una reintegración cromática, completando los trazos con puntos y líneas que no son reconocidas desde lejos pero sí a corta distancia. De nuevo, se trata de un buen criterio de restauración, permitiendo diferenciar lo nuevo de lo original.
Debemos tener muy claro que restaurar el patrimonio y seguir unos buenos criterios para ello no es algo que se haga por gusto: el legado de quienes nos precedieron necesita un mimo, un mantenimiento, unas medidas de conservación.
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Estamos, por supuesto, ante una restauración necesaria, como tan necesario es cuidar el resto del patrimonio de Roquetas de Mar. Nuestro deber es que, como mínimo, todo ese patrimonio llegue a las generaciones futuras en el mismo estado de conservación en el que las presentes lo hemos recibido.
Hermandad
No cabe duda de que, sumado al buen hacer de Gilabert, es de agradecer también la buena voluntad en el respeto al patrimonio por parte de la Hermandad de la Virgen del Rosario y de la junta directiva que encabeza Juanjo Ruiz Plaza. Por si fuera poco, para el día de la presentación la hermandad decidió recuperar las aureolas y la saya del niño, con muy buen criterio, siguiendo fielmente el estado en el que vino en los años 40 a Roquetas. Supone sin duda un buen pistoletazo de salida para la conmemoración del 225 aniversario de su elección como patrona de Roquetas, allá por 1797, celebración a la que contribuiremos desde esta sección profundizando en nuestras investigaciones sobre la Virgen del Rosario.
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Por último, no nos olvidamos del Ayuntamiento, que decidió financiar la restauración, sabiendo ver esta talla como uno de los principales bienes integrantes del rico patrimonio roquetero. Esperamos que nuestros representantes municipales sigan el mismo camino no sólo en imaginería religiosa, sino también en todo el patrimonio arqueológico, arquitectónico y etnológico que conserva el municipio. Que cunda el ejemplo.
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