Los residuos agrícolas inundan la provincia

La costa, desde Adra y hasta Pulpí, es la mayor afectada por la proliferación de vertederos en la provincia, ya que es ahí donde se concentra la mayor presión demográfica y las zonas de la agricultura intensiva. Cauces como ríos y ramblas y zonas naturales, son las mayores afectadas, generando un enorme problema medioambiental. Organizaciones como Serbal o Ecologistas en Acción se han mostrado muy preocupadas porque el fenómeno no solo no se reduce, sino que la situación no deja de empeorar. «Estamos tan preocupados que estamos plasmando en un mapa los puntos en los que están y vamos a implementar una página web para que la ciudadanía nos mande información sobre los vertederos que detecten», explica a IDEAL Emilio González, de Serbal.

González fija el foco en dos puntos básicamente: el Poniente y el campo de Níjar, especialmente este último. En eso coincide el coordinador de Ecologistas en Acción de la zona de Níjar, Marcos Diéguez, que asegura que «en el Poniente, al estar mucho más ocupado el territorio por invernaderos los vertidos no son tan visibles aunque haya tantos o más, pero no afecta tanto al paisaje al medio natural como en Níjar, donde en cualquier montaña hay vertidos».

En Ecologistas en Acción también están tan alarmados que han decidido crear un grupo específico para seguir y tratar la problemática de residuos de la provincia. Según explica Diéguez, uno de los mayores conocedores del tema en la organización ecologista, el mayor quebradero de cabeza lo constituyen los restos de plástico de los invernaderos, es el residuo más común en la provincia y es además muy peligroso, ya que su degradación hace que acabe por ser imposible su recogida al fragmentarse en trozos minúsculos, lo que no significa que desaparezca. «Lo más problemático son los vertidos grandes, de camiones enteros, que con las riadas acaban en el mar o en el parque natural; es gente que de noche vacía un camión por no pagar los costes de tratamiento», detalla.

El coordinador de EA Campos de Níjar reconoce que «no damos abasto». La cantidad de vertederos es enorme y no deja de aumentar. «Pierdes la esperanza», afirma tras lamentar la falta de concienciación, tanto de los autores de los vertidos, como del resto de la ciudadanía que normaliza estas prácticas, y de las administraciones. «A veces limpias, avisas de que hemos dejado bolsas para que la administración las retire, incluso avisamos antes de la limpieza, y pasas por allí a los dos meses y las bolsas siguen allí porque nadie las ha retirado», denuncia.

A pesar de ello, Marcos Diéguez no cree que la solución pase por las limpiezas de la Junta de Andalucía, la Diputación o los ayuntamientos. «Si no se ponen otras medidas no sirve, es un paso que hay que hacer, pero si antes no has sentado las bases no sirve de nada», advierte. En su opinión hay diferentes medidas a adoptar, como la limitación de nuevos invernaderos o, la más extrema de prohibir el uso de plásticos, pero una que cree fácil de implementar y que sería un gran paso sería introducir la trazabilidad de los plásticos de invernadero de forma que se identifique al agricultor y la cantidad retirada, imposibilitándole que pueda comprar más sin demostrar que se ha deshecho correctamente de lo que compró anteriormente. Algo que parece que la Junta llegó a estudiar hace años, pero que quedó paralizado judicialmente tras un recurso, ya que invadía competencias estatales. El reto ahora es que el Gobierno de España desarrolle una Ley de Residuos Agrícolas que los regule, algo que parece estar en la agenda del Ministerio para la Transición Ecológica.

Mala prensa

Desde Ecologistas en Acción se advierte que si no se pone una solución «por las buenas», la mala prensa que se está generando en una Europa cada vez más concienciada con estos problemas, puede hacer mucho daño a la imagen de la agricultura almeriense y recuerda el caso de los plaguicidas hace años, que obligó al sector a aplicar la lucha integrada en un tiempo récord. Lo deseable sería que esta vez se adoptaran medidas efectivas antes de que eso ocurra. Las «terribles» imágenes vistas en Europa tras la DANA de 2019, son una advertencia de que se deben tomar medidas urgentemente antes de que se dañe la imagen del campo almeriense de forma grave.

Adra, El Ejido, Balanegra, Roquetas, Níjar, Mojácar o Villaricos, son algunos de los lugares con mayor acumulación detectada por Ecologistas en Acción, según explica Juan Miguel Galdeano de la asociación en Roquetas. Galdeano, como el resto de ecologistas consultados cita la teoría de los cristales rotos, aquella que asegura que la dejadez con la que la administración puede afrontar problemas de limpieza o vandalismo, acaba extendiendo esa sensación al resto de ciudadanos y aumentar la degradación e incluso la criminalidad. Con los residuos ocurre lo mismo, ya que si los restos agrícolas no son retirados, o incluso la propia administración genera puntos de acopio de restos, caso de Roquetas de Mar recientemente en la zona de Las Salinas, muchos vecinos acaban depositando en esos lugares otros restos como electrodomésticos o escombros procedentes de obras y reformas ilegales.

«Es impresionante que las propias administraciones hagan acopios, están animando a la gente a que deje las cosas ahí dando la imagen de ser un vertedero», denuncia Emilio González, de Serbal.

Desde esta organización dedicada al estudio y defensa del medio ambiente, también se alerta de otros residuos que también aparecen en la provincia y que están generados en las infraviviendas que aparecen sobre todo en el entorno de las zonas agrícolas, en cortijos abandonados u otros lugares donde viven personas sin techo o con pocos recursos. Son en este caso residuos domésticos, que al no ser retirados se van acumulando en el Poniente o Níjar.