efe
Martes, 4 de octubre 2016, 13:55
Un vecino de Roquetas de Mar (Almería) ha sido condenado por someter y humillar a dos adolescentes de 15 años que conoció por Internet cuando éste contaba con 17, obligándolas a lesionarse, a que lo llamaran 'mi amo' y además cumplieran órdenes como cortase el pelo o apartarse de sus familiares y amigos.
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La sentencia, dictada por el Juzgado de Menores de Almería y consultada por Efe, impone al joven la medida de libertad vigilada durante 24 meses, así como la prohibición de comunicarse y aproximarse a menos de 200 metros durante este periodo a las víctimas, a las que además tendrá que pagar sendas indemnizaciones de 12.000 euros, por dos delitos contra la integridad moral.
El fallo recoge que el procesado estuvo en contacto con una menor entre diciembre de 2013 y febrero de 2014 a través de aplicaciones como Skype y WhatsApp, además de dos cuentas de correo electrónico.
Con el ánimo de "humillarla y atentar gravemente contra su dignidad" la insultaba y la obligaba a llamarle "mi amo" para "someterla a su voluntad", de forma que la menor tenía que "obedecerle en todo lo que le ordenara".
De esta forma, la obligó a apartarse de su familia y amigos, a cortarse el pelo, darse de baja de WhatsApp e incluso a "introducirse papeles en la cavidad vaginal", castigándola en el caso de que no lo obedeciese.
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Así, en una ocasión ordenó a la menor que se diera un "fuerte mordisco" en el brazo y le mandase después una foto del hematoma por WhatsApp.
En otra le pidió que se arrancara un diente para "comprobar el grado de dependencia que tenía hacia él", si bien la adolescente no pudo hacerlo.
Además, llegó a instalar un programa informático en el ordenador de la adolescente para controlarla.
Más tarde, entre febrero y abril de 2014, el joven contactó a través de las mismas aplicaciones y correos con otra menor, a la que también insultaba y obligaba a que lo llamara 'mi amo' para "someterla a su voluntad" y "humillarla y atentar gravemente contra su dignidad".
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En este caso, hizo que la menor se apartase de su familia y amigos, la obligó a cortarse el pelo y a que le enviara 20 fotos de ella desnuda y dos vídeos masturbándose, a lo que ésta accedió para que el chico "no se suicidara".
En dos ocasiones también la obligó a cortarse en el brazo con un cuchillo y posteriormente pidió que le enviase a través de WhatsApp fotos de las heridas para comprobar que "había cumplido su castigo".
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En ambos casos, los informes de los médicos forenses señalan la "situación de humillación y sumisión" que provocó en las víctimas un "bloqueo emocional y cognitivo que les impedía mantener unas capacidades intelectivas y volitivas suficientes para actuar de manera libre en sus decisiones", motivo por el éstas han precisado de atención psicológica.
Según declararon durante la vista oral agentes de la Guardia Civil que registraron la vivienda del acusado, éste vivía "encerrado en su habitación", dedicado "únicamente" a su ordenador, tenía "el rostro pálido de no salir y no darle el sol (...) con rasgos de total asocialidad y aislamiento, estilo de vida que éste pretendía imponer a las menores".
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Además de las medidas dictadas contra el joven, el juzgado lo obliga a participar en programas de educación en valores y deshabituación del uso del ordenador.
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