Aparece el cadáver de otra tortuga boba en Roquetas de Mar

La tortuga, cuyos restos estaban en avanzado estado de descomposición, tenía un caparazón de más de 50 centímetros y no contaba con chip identificativo ni chapa. Así lo comprobaron los miembros de Equinac con un lector de microchip, procedimiento que se realiza para saber si el animal ha sido marcado por algún grupo de investigación o por algún centro de recuperación.

Finalmente, Equinac denunció el número tan elevado de tortugas muertas este año, «algo preocupante para esta especie protegida, catalogada en peligro y en continua regresión», apostillaron.

Cabe recordar que a principios del pasado mes de abril, efectivos de Equinac hallaron el cadáver de otro ejemplar de tortuga boba de grandes dimensiones después de que sus restos llegaran a tierra desplazados por el oleaje cuando se encontraba atrapada en la playa de El Zapillo, entre el denominado cable francés y un espigón.