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Roquetas de Mar hacia 1957. FUENTE: CNIG
Un municipio, muchos pueblos
TAHA de ALMEXIXAR

Un municipio, muchos pueblos

Analizamos el poblamiento histórico de Roquetas de Mar, con un recorrido por la aparición y desaparición de sus núcleos urbanos

JUAN Miguel Galdeano

ROQUETAS DE MAR

Martes, 10 de enero 2023, 16:47

En varias ocasiones anteriores hemos hablado en esta misma sección sobre el origen y el desarrollo de algunos de los muchos núcleos urbanos que componen el municipio de Roquetas de Mar, cada uno con sus diatribas históricas, su recorrido particular y también con su relación con el resto de localidades y barriadas. Sin embargo, nunca hemos abordado este poblamiento histórico con una visión de conjunto, buscando tendencias, direcciones comunes y puntos de inflexión. Es lo que haremos a continuación dando unas leves pinceladas, pues sin duda somos conscientes de que el tema merecería páginas y páginas de investigación.

El primer foco importante de poblamiento lo encontramos en la Ribera de la Algaida, con una fase argárica de ocupación en el segundo milenio a.C., de la que contamos con muy pocas evidencias arqueológicas. Dando un salto temporal llegamos a los siglos IV y III a.C., fechas en las que se constata igualmente la presencia íbera en ese mismo lugar, pero sin duda del momento del cual contamos con más información es de la época romana.

En ese mismo solar nacería Turaniana en el siglo II a.C., cuyo desarrollo correrá paralelo al de otros dos puntos de actividad económica que seguramente contaron con viviendas próximas: en El Puerto, aproximadamente en la zona de la Ermita de la Santa Cruz, y en Buenavista, ambas con factorías de salazones.

No obstante, ningún núcleo actual encuentra su precedente en la época romana. Turaniana fue abandonada hacia el siglo V d.C. en el contexto del colapso del Imperio Romano y la consiguiente inseguridad en el Mediterráneo, y lo mismo ocurriría con el resto de yacimientos. En cualquier caso, sí debemos fijarnos en el contexto que permitió el desarrollo de Turaniana en esos 7 siglos, entre las que podemos señalar la riqueza pesquera del litoral y la obtención de sal de los humedales de la Algaida, pues esas mismas condiciones favorecieron la aparición, ya en época medieval, de una aldea andalusí, al-Biŷānis, en el siglo IX.

Sin duda tuvo un menor recorrido que Turaniana, pues desapareció en el siglo XI a la par que surgía el núcleo de Los Castillejos, un poblado agrícola mejor defendido y con buen acceso a agua potable, que se extendería hasta el siglo XVI, cuando la conquista castellana y la expulsión de los moriscos provocaron su caída.

Moriscos y piratería

Desde ese momento y durante dos siglos más podemos hablar de un evidente vacío demográfico en este territorio. Con los moriscos expulsados, la piratería acechando la costa y una repoblación que se centró en los pueblos de Felix, Enix y Vícar, los únicos habitantes de estos territorios consistían en los maltrechos soldados de las distintas torres marítimas.

Esta situación cambiará en el siglo XVIII, cuando el litoral se vuelve más seguro, instalándose un conjunto de cortijos en la encrucijada entre el camino que subía del Castillo de Santa Ana a Vícar y el que iba de las Salinas Viejas hacia Almería. Esos cortijos serían ni más ni menos que el germen del pueblo de Roquetas, que de hecho obtendría su autonomía plena en 1777.

Se trata, por tanto, del foco urbano más antiguo que ha tenido continuidad hasta el presente, pues los que hemos señalado previamente acabaron desapareciendo.

Cortijos de Marín

En el siglo XVIII asistimos también al nacimiento de Cortijos de Marín, en el camino que se dirigía de Roquetas a Dalías, tomando su nombre de Pedro Marín Gutiérrez, uno de sus primeros pobladores; esta zona se irá poblando de posadas y ventas en el camino, conjugados con varios pozos bien aprovechados por la ganadería. Correspondía, por supuesto, a un poblamiento disperso, y no era el único, pues al norte de El Parador se encontraba la cortijada de Las Hortichuelas, que no debemos perder de vista.

Otro foco importante será Aguadulce, surgido a partir de la década de 1850 en torno a la venta de Ginés Perales, y que fue tomando fuerza al calor de la Carretera de Málaga, hoy N-340, que atravesaba el Cañarete. Precisamente en el siglo XIX nacería otra cortijada, Los Parrales, entre Roquetas y Aguadulce, que toma su nombre de la importante producción de uva de mesa en la zona.

Llegamos ya, por tanto, al siglo XX, que supondrá de nuevo una explosión demográfica para nuestro municipio de la mano de Colonización y del desarrollo turístico. Así, en 1954 se fundará El Parador, tomando su nombre de la Venta Carmona, al sur de las Hortichuelas y junto a la N-340. Cuatro años después vería la luz Las Marinas y, en 1968, El Solanillo. Paralelamente, en 1964 se declararía Aguadulce como Centro de Interés Turístico Nacional, haciendo crecer notablemente a esta localidad, y lo mismo se haría 3 años más tarde con la Urbanización de Roquetas. Por supuesto, tampoco podemos olvidarnos de los poblados salineros en Punta Entinas, ya desaparecidos.

Por tanto, en todos estos siglos observamos cómo el mar, las vías de comunicación, la agricultura y el turismo han sido, en distintos momentos y con motivaciones muy distintas, los principales motores para la aparición de los variados núcleos que componen hoy día en municipio. Así, desde finales del siglo XX y hasta la actualidad, casi todos estos focos han continuado creciendo, impulsados por un desarrollo urbanístico que desgraciadamente no siempre ha sido lógico ni respetuoso con el medio ambiente y el patrimonio. Pero como todos nuestros lectores saben, eso es algo que ya hemos señalado en muchas otras ocasiones…

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