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JULIO VALDIVIA
ROQUETAS DE MAR
Sábado, 27 de febrero 2021, 23:12
La voz de alarma la dio el portavoz de Ciudadanos, Pepe Montoya, en el Pleno del pasado 9 de febrero y desde entonces, son cada vez más numerosos los testimonios que aseguran haber visto ya los movimientos de la oruga procesionaria en el municipio, especialmente en la zona de Aguadulce.
Hace ya años que se viene detectando la presencia de estos insectos por estas fechas, y su llegada alarma de forma importante a los vecinos, especialmente a los propietarios de mascotas, por los peligros que supone para los perros, a los que puede llegar a ocasionar la muerte.
Varios veterinarios consultados por IDEAL confirman la presencia de estas orugas en la zona norte del municipio, aunque afortunadamente no parece que haya habido ningún caso que haya tenido que ser atendido. Donde por el momento no se ha detectado, a diferencia de otros años, es en el barrio de Las Colinas de Aguadulce, cuya asociación de vecinos suele ser de los primeros en dar la alarma. Su presidente, Juan Carlos Oyonarte, aseguró que este año no se han detectado nidos por la zona, aunque sí confirmó que los voluntarios de las numerosas colonias de gatos que gestiona la asociación vecinal, ya han detectado la presencia de estas peligrosas orugas.
Conocida como procesionaria porque suele formar cadenas de orugas que 'procesionan' por el campo, la 'Thaumetopoea pityocampa' suele iniciar a finales de febrero su periodo de eclosión, justo con el comienzo del ascenso de las temperaturas. Su presencia se suele detectar con facilidad con la aparición de nidos en los árboles muy característicos por sus bolsas de seda blanca que suelen albergar a cientos de orugas y que, en función de las temperaturas, suelen bajar al suelo entre los meses de febrero a abril.
Es justo cuando las orugas comienzan a recorrer el suelo el momento más peligroso para humanos y mascotas. Aunque técnicamente la oruga no pica, si se sienten amenazadas lanzan sus pelillos sedosos al aire y son estos los que pueden provocar una fuerte urticaria en la piel.
Las personas pueden sufrirlo en forma de ronchas que pican, y en los casos más graves dificultades respiratorias. Pero sin duda son los perros los que mayores problemas pueden sufrir, para empezar porque es más fácil que entren en contacto con ellas y sus pelillos. La reacción al contacto es prácticamente inmediata provocando una inflamación de la lengua del animal, produciendo ampollas y úlceras que pueden llegar a hacer necesaria la pérdida de partes de la lengua. Sus efectos pueden ir desde un cuadro alérgico, hasta la hinchazón de la cara y la necrosis de la lengua, siendo el caso más grave si el animal llega a ingerir las orugas, ya que ello les puede llegar a matar.
Lo más recomendable es evitar pasear por esas zonas, pero si no se puede, es aconsejable estar muy pendiente. Si pese a todo, el animal sufre una reacción, lo más adecuado es acudir de forma urgente al veterinario para facilitarle un tratamiento a base de corticoides y antihistamínicos para reducir la gravedad y su extensión.
En cuanto a las personas, ante la aparición de ronchas se recomienda lavarse con agua y jabón para retirar los pelos que se pudieran haber quedado adheridos. Una crema puede bastar en casos leves, pero en casos graves con dificultades respiratorias habrá que acudir al centro de urgencias.
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