Los Castillejos, ese yacimiento del que usted me habla
Al norte de El Parador y cerca de Las Colinas se encontraba en la Edad Media un poblado andalusí con un baluarte defensivo, un yacimiento hoy completamente abandonado
Poco a poco y entre todos, vamos conociendo el rico patrimonio que alberga este rincón de Almería. Quizás el mejor ejemplo sea Turaniana, inexistente para casi todos hasta hace unos años, y hoy bastante más conocida. Pero si este poblado romano todavía no ha llegado a todo el mundo y sigue siendo un completo desconocido para algunos, todavía más lo es el segundo yacimiento del municipio, el hermano pequeño y olvidado: Los Castillejos.
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Ubiquémoslo primero, para lo cual esperemos que ayude la fotografía que adjuntamos. A diferencia de Turaniana, que se encuentra a pie de playa, Los Castillejos están tierra adentro, al norte de El Parador, cercano a la salida de la A-7 y muy visible desde la carretera que sube a Felix y Enix. Más concretamente, se encuentra en una elevación del terreno que domina el punto en el que se unen la Rambla de las Hortichuelas y su afluente, la Rambla de los Rincones. Todos estos factores que señalamos, es decir, la conexión con los pueblos del interior, la cercanía a las ramblas, la ubicación en una posición sobreelevada y su relativa lejanía del mar, permiten explicar el yacimiento.
Para verlo nos será muy útil una obra fundamental para conocer nuestro patrimonio, 'Roquetas de Mar. Arqueología e Historia' (1994), publicada por Lorenzo Cara Barrionuevo y Jorge Cara Rodríguez.
Sabemos que el poblado romano de Turaniana es abandonado a principios del siglo VI, una vez el Imperio Romano ha caído. Esta zona no volverá a estar ocupada hasta el siglo IX, ya en época medieval, cuando el antiguo solar de Turaniana es reaprovechado, dando lugar a la aldea andalusí de Al-Bayanis. El nuevo asentamiento, aunque de menor importancia, basó su supervivencia en los mismos pilares que su antecesora romana: la pesca, la sal y el comercio marítimo de salazones.
Sin embargo, el siglo XII es el límite histórico de Al-Bayanis, no habiéndose encontrado restos cerámicos posteriores, por lo que debió ser paulatinamente abandonado. La cronología prácticamente coincide a la perfección con Los Castillejos, pues aparecieron durante el siglo XII, según evidencia su cerámica, siendo el posterior siglo XIII el principal periodo de ocupación. Esta migración hacia el interior, siguiendo la Rambla de las Hortichuelas (que comunicaría, de hecho, ambos poblados) tiene una explicación clara: a mediados del siglo XII se viven tiempos convulsos y la inseguridad en el litoral es una realidad. La principal evidencia de ello es la conquista de Almería por parte de Alfonso VII de León en 1147, y la posterior reconquista islámica en 1157 por parte del Califato Almohade.
La cuestión defensiva, de la seguridad, será un tema clave en Los Castillejos. El nombre ya nos da bastantes pistas, pues según el Diccionario de Autoridades de 1729 podemos definir un castillejo como un «castillo pequeño y de poca importancia». Así, junto a una pequeña trama urbana de viviendas apiñadas, en el punto que más sobresale sobre las ramblas encontramos un baluarte defensivo pequeño recinto de forma irregular, con una torre anexa y un aljibe.
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Tanto por el pequeño tamaño de esta fortificación como por la inestabilidad que se vivía en ese momento, seguramente se tratase de una iniciativa propia de autodefensa de la comunidad rural que allí habitaba, aunque desde luego sería muy útil para los pueblos de la Taha de Almexíxar (Felix, Enix y Vícar) y sus alquerías. Así, la población buscaba lugares más alejados de la costa y mejor defendidos, pero desde donde seguir teniendo un control visual de lo que ocurría en la Bahía de Almería. Además, contaba con recursos próximos, como el yeso de un cercano paraje muy acertadamente conocido como 'Las Yeseras', así como el aprovechamiento agrícola gracias a las avenidas de agua de las ramblas.
Los Castillejos contaban también con una necrópolis hacia el sureste, al otro lado de la rambla y junto al actual barrio de Las Colinas. Se trata del antiguamente conocido como 'Cementerio del Moro', que ya se encontraba bastante destruido cuando Lorenzo Cara y Jorge Cara publican este libro (1994), y del que a día de hoy no debe quedar nada por la construcción de la autovía y la urbanización de la zona.
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El abandono de este asentamiento ocurrió en el siglo XIV, por motivos por ahora desconocidos. Lo que ocurrió en la zona en los siglos posteriores todavía está en fase de investigación, aunque seguramente se encuentre relacionado con Las Hortichuelas, una histórica cortijada que estuvo a pleno rendimiento en el siglo XIX y que seguramente cuente con interesantes antecedentes.
Más allá de esto, como viene siendo habitual, el estado actual del yacimiento arqueológico es deplorable. Se encuentra completamente abandonado, sin tomarse ninguna iniciativa para su divulgación, y con una protección legal que roza lo irrisorio: solamente consultando el PGOU municipal, la zona aparece delimitada y con unas cautelas arqueológicas mínimas. No cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) por parte de la Junta, ni tampoco se encuentra incluido en el Catálogo de Bienes Protegidos del Ayuntamiento de Roquetas de Mar. Suponemos que la historia y el patrimonio de nuestro municipio merecen solamente eso, pero nada más.
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