Almería ganó ayer con La Clásica
Ni Rabobank es almeriense, ni Matthews tampoco, pero ayer la Clásica de Almería se quedó en 'casa'. El equipo holandés, que vive al 'sol que más calienta' -el de Almería- en las últimas siete pretemporadas, consiguió anotarse el triunfo en la carrera del ascenso. Ayer, la Clásica estrenaba el peldaño al que había llegado en septiembre por su trabajo. Y el día del estreno fue también un día de trabajos 'forzados' -en la primera hora de carrera se corrieron 48 kms.- y de premios al esfuerzo. Rabobank dejó el 'triunfo' en casa para ganar su primera carrera de 2012, para que su corredor del 'futuro presente' se estrenara este año, para que la Clásica del ascenso tenga un ganador con renombre entre sus lista de 'inscritos'.
Juanjo Aguilera
Martes, 10 de mayo 2016, 10:48
Michael Matthews ganó una Clásica que se corrió a un ritmo trepidante, con continuos escarceos y 'noviazgos largos'. Desde la salida, se buscó la aventura, pero el 'amor platónico' estaba a más de 180 kilómetros. Durante 119, Van de Walle, Toribio, Talabardon y Le Mevel 'pidieron la mano', pero el noviazgo no llegó a la 'iglesia'. En La Serrata, aparecieron más invitados al 'bodorrio' y los 'padrinos' Astana y Rabobank tomaron el mando para hacer el 'festín' a su imagen y semejanza.
Las dos escuadras 'arroparon' a sus líderes hasta los últimos 400 metros. El mar al fondo, arriba, la meta. El conjunto kazajo tenía al esloveno Bozic dispuesto a dar el bocado, con el sueco Kessiakoff y el esloveno Brajkovic, por si las moscas. Rabobank llevaba entre los 42 primeros a Matthews y Brown; Kelderman y Luis León Sánchez habían trabajado para que cualquiera de ellos 'no pasara frío' en la Avenida. La potencia, el golpe de pedal del joven de 21 años, acabó dando la razón a quienes ya apostaban por él cuando dio el salto a profesional. Empieza su 'maridaje' con las victorias.
Dignísimo
Pero hasta llegar a ese momento, la carrera fue bonita de ver, espectacular. Los esprints intermedios eran como 'atizar' las ascuas del brasero. Van de Walle, Toribio, Talabardon y Le Mevel se tomaron las cosas en serio y antes de llegar a Almería ya habían conseguido ventajas, nunca definitivas. Los intentos anteriores 'morían' absorbidos por un pelotón que 'viajaba' compacto.
Pero había ganas de guerra y los cuatro citados la emprendieron durante muchos kilómetros. En Benahadux pasaban con 40 segundos de adelanto sobre el pelotón, que cuando lo hacía 'adelantaba' al reloj -el del mejor horario previsto por la organización-. Y la marcha del 'tren sobre dos ruedas' proseguía con la 'estación término' muy al fondo, pero cada vez más próxima.
El ciclismo es esprint, es correr con el viento a favor y en contra, pero también es montaña. Ya se había pasado por el desierto de Tabernas y aparecía Uleila del Campo, con viento de costado pero favorable. Con 1.02 de ventaja, ya se habían superado 50 kilómetros. Con el viento, se aventuraba que la entrega concluiría. Sin embargo, en cinco kilómetros se disparó la ventaja a los 4.50. ¿Quién tira? Parecía esa la pregunta. Nadie lo hacía con la convicción necesaria para luego controlar. Mucha 'gente para la guerra'. El Alto de Portichuelo hizo selección y Lucainena de las Torres terminó de apartar la paja del grano.
Destrozos
Hasta seis grupos y corredores que buscaban cobijo atrás dieron al puerto más duro de la carrera esa condición. Arriba, Astana y Rabobank llevaban a sus hombres a rueda. Los kazajos en mayor número. Y el ritmo dejaba 'secuelas'. Gesink se 'bajó' al tercer grupo, José Joaquín Rojas, al sexto. La bajada, sirvió para que los más fuertes de los perseguidores hicieran piña. La Serrata terminó por dejar a medio centenar, con el olor a meta en sesenta kilómetros de control exhaustivo, uniéndose los del Project 1T4i. Nadie saltaría sin permiso, aunque intentonas las hubo.
Poco menos de medio centenar devoraba kilómetros con la meta ya 'a la vuelta de la esquina'. La escapada había 'muerto' en el kilómetro 139, tras 111 de fuga, pero sin 'tocata'. Tras pasar por Retamar, donde estaba el cuarto punto intermedio de la carrera, Astana mandaba con siete unidades en el primer pelotón, el grupo fuerte. Rabobank mirada el desgaste. El fuerte ritmo había ido provocando 'daños colaterales'. Silin y Kreuziger se quedaban, mientras Rabobank se había quedado sin Bos o Slagter. Sin embargo, quedaban otros. Suficientes para dar espectáculo.
Los últimos 400 metros fueron brillantes. Cada uno por su 'carril', la Avenida Federico García Lorca fue una pista para los más rápidos. En los últimos metros, hasta Movistar estuvo presente con Ventoso y Visconti. Pero apareció Michael Matthews, un australiano de 21 años que se sabía ganador y que levantó los brazos antes incluso de atravesar la línea de meta. ¿Premonición? Tocaba ganar la primera del año. Rabobank dejó la victoria en 'casa'. Matthews mostró sus cartas, las de un triunfador.
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