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julio valdivia
Lunes, 21 de noviembre 2016, 08:32
Serbal, la Sociedad para el Estudio y Recuperación de la Biodiversidad Almeriense, acaba de arrancar en Roquetas otro de sus interesantes proyectos para favorecer la recuperación de diferentes especies de animales, en este caso aves.
Se trata de Echa a volar en Roquetas, una iniciativa que persigue el acondicionamiento de diferentes infraestructuras urbanas como torres, colegios u otros edificios públicos, para que puedan ser utilizadas como refugio para fauna local «beneficiosa», según se asegura desde este colectivo.
Para ello, una de las actuaciones que se quieren poner en marcha dentro de este proyecto será la instalación de nidos en estas instalaciones urbanas, que podrían ser utilizados por especies de aves como aviones, vencejos o golondrinas, así como cajas para murciélagos y hoteles para insectos polinizadores.
La idea no tiene nada más que ventajas para los impulsores de la misma, ya que en el caso de las aves y los murciélagos son animales que se alimentan de pequeños insectos, por lo que «actúan como controladores biológicos de plagas y mosquitos», mientras que en el caso de los insectos polinizadores «ayudan a la fecundación de las plantas prestando un gran servicio gratuito al sector agrícola», explican desde la organización conservacionista.
Pero además, la iniciativa persigue varios objetivos importantes, como fomentar la divulgación científica y la educación ambiental entre la población, sensibilizando a los vecinos sobre aspectos como la conservación y la aplicación de prácticas respetuosas con el medio ambiente, además de los efectos que todo ello tendría en el enriquecimiento de la biodiversidad urbana de Roquetas de Mar.
Viejos pozos de agua
Para Serbal, uno de los aspectos clave del programa será el acondicionamiento para nidos y hoteles de insectos, de las casetas de los antiguos motores de los pozos de agua. «Estas infraestructuras son de gran importancia en la historia de esta localidad, pero actualmente se encuentran en desuso y su patrimonio histórico está en gran parte olvidado», se indicó en este sentido. «Con la ayuda de escolares, asociaciones de vecinos, asociaciones ambientales, entre otros colectivos locales que se animen a participar, pretendemos que estas edificaciones salgan del olvido y que vuelvan a ser útiles, en este caso como infraestructuras verdes que sirvan de ejemplo a iniciativas privadas y generen un beneficio ambiental a la comunidad».
Para la puesta en marcha de la iniciativa, Serbal pide colaboración por parte de voluntarios, asociaciones y colectivos que quieran implicarse, además de ser bienvenida cualquier ayuda económica para poder cubrir los gastos que ello implicará. Los interesados pueden contactar en el email maiteamat@serbal-almeria.com.
Precisamente este sábado, la asociación daba por concluido el segundo muestreo de pequeños mamíferos realizado en la Ribera de la Algaida, que se llevó a cabo el pasado fin de semana en este espacio natural.
En concreto, en el atardecer del viernes, sábado y domingo, un total de 36 trampas Sherman fueron colocadas en esta zona, siendo retiradas al amanecer del sábado, domingo y lunes para su revisión y manejo de los micromamíferos capturados. Los ejemplares capturados fueron pesados, sexados y marcados con crotales identificativos.
Ratón moruno
Los resultados revelaron que nuevamente el ratón moruno (Mus spretus) es el pequeño mamífero más abundante en la Ribera de la Algaida, confirmando los resultados obtenidos en el muestreo anterior, durante la primavera. En esta ocasión se capturaron un total de 25 individuos, de los que 8 volvieron a entrar en la trampa, capturándose por tanto 17 individuos diferentes. Además, en la segunda sesión (el sábado por la mañana) los voluntarios se sorprendieron al atrapar a una rata parda (Rattus norvegicus).
Estos datos revelan, a juicio de Serbal, «la presencia continúa de micromamíferos en la zona, siendo su densidad más elevada en la estación de primavera que en otoño». Aunque aún es pronto para sacar conclusiones, «los resultados obtenidos en este primer año y los de los próximos censos desvelarán informaciones interesantes y novedosas acerca de este ecosistema, un saladar árido que cambia mucho con las condiciones ambientales», concluyó la asociación.
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